He reservado la caída de un telón abismal
para que se quiebre mi llanto.
Lo he esperado
como se espera un río de barcos invencibles,
que me avanzan como arañas
y nacen y mueren,
esparciéndose en lágrimas inútiles.
Yo quiero ver la procesión de mi llanto
convertirse en otra metamorfosis del viento.
Exiliar los olvidos,
y verle pasar en los desfiles
alzando su bandera entre las inundaciones.